El lenguaje es un instrumento que no sólo nos permite comunicarnos con los demás, sino que nos da alas para crear la vida que queremos vivir. Lo que pensamos deja huella en lo que decimos y lo que decimos deja huella en lo que vemos. Nuestro pensamiento más íntimo, la palabra más callada, tiene poder. Nuestras secretas emociones, tienen poder. Y como las plantas es bueno alimentarlas con el agua que queremos beber.
Cada lenguaje tiene unas reglas, unos límites, un color, una voz.
Me gusta imaginar que la mejor manera de conocer un lenguaje es jugar con él, así como en inglés cuando se juega, con el “to play”, también se toca un piano, una guitarra o un oboe. Se juega, se crea, se viaja, se comprende. De este modo, si le damos la mano y nos perdemos con él, el lenguaje nos cambia.
Saborear los distintos lenguajes que existen en el mundo nos ayuda a crecer. El lenguaje es una serpiente amiga que nos ayuda a conocer en profundidad, mientras andamos, el mundo que habitamos y atravesamos, así como el cuerpo en el que nos alojamos.
Richard Avedon with Veruschka, 1967
El lenguaje se adapta a nuestros tiempos y nos acompaña como un espejo fiel de lo que somos en cada momento. Pero, igual que la realidad, no es nada externo ni ajeno a nosotros mismos. Y si jugamos con él a construir, a componer, a dibujar ciudades, a relatar historias o a cantar paisajes nos devolverá esa esencia que nos permite volar. Porque a través del lenguaje podemos hilvanar nuevos pensamientos, nuevas emociones, nuevas realidades.
Los niños no tienen miedo a jugar con la comida, ni miedo a jugar con las palabras, ni con el sonido: en un segundo, convierten una croqueta en misil, repiten con extrema velocidad una palabra para transformar su significado, se divierten imitando voces de animales o produciendo sonidos inidentificables por el puro placer de hacerlo. Y eso es lo que los lleva a descubrir que nada es imposible. Que bajo todas las cosas yacen infinitas posibilidades. O que nada es lo que parece.
Rendirnos al juego es rendirnos a la vida y dejar que nos sorprenda. Es admitir que la verdad nunca será una. Es reír, pararse a escuchar el presente, valorar todas las esencias y todas las posibilidades. Es aprender a escribir, aprender a hablar, aprender a pensar. El juego es no tener miedo a equivocarse mientras aprendemos a tocar el lenguaje. Es confiar en el lenguaje.
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By: Lenguajes V: Juegos del Lenguaje » Ari Ann | Wire on mayo 15, 2014
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