El día 8 de este mes es el Día Internacional de la Mujer. Y dedico este artículo al poder de lo femenino, al poder de lo creativo, a la flor que habita en el seno de cada mujer y en el seno de cada hombre. Me parece inaceptable que las sociedades se empeñen en reprimir ese poder, o que por ejemplo, una sociedad como la nuestra, a día de hoy, permita que se nos impida decidir a las mujeres sobre si queremos dar a luz o no a nuestras creaciones y/o a nuestros hijos. Eso me parece equiparable, o peor, a que nos arrebataran el derecho a voto. A lo largo de la historia se ha quemado a las mujeres, se las ha matado a pedradas, se las ha escondido, se las ha hecho callar, se las ha atado con una correa, se las ha maltratado física y psicológicamente y todo por miedo al poder inagotable de lo femenino. Me parece que ya es hora de que cada uno asuma su papel, de que reajustemos nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestras almas, de que dejemos de esconder o de enfrentar las cosas, de que dejemos de tratar de dominar o esclavizar a los “aparentemente débiles”. La fortaleza de lo masculino alberga unas cualidades específicas y la de lo femenino otras completamente distintas. Pero una sin la otra no son nada, o dejan de ser el “todo”. ¿Y por qué conformarnos con la mitad de lo que somos, o de lo que podemos ser? ¿Para qué limitar nuestro poder, nuestras capacidades, nuestra sensibilidad, nuestra inteligencia, el futuro de nuestra especie? ¿Quién decide que debemos cometer de nuevo los errores que cometimos en el pasado? ¿Quién decide anular todos los esfuerzos que miles de mujeres realizaron año tras año? ¿Alguien que tiene poder? ¿Alguien que ejerce poder sobre el resto de los ciudadanos y ciudadanas? El poder bien entendido no limita; da conocimientos, da amor, da confianza, da prosperidad a nivel individual y a nivel global. Sólo hace falta valor para comprender. El que limita a otro se está limitando a sí mismo. El que maltrata a otro se está empequeñeciendo. Las diferencias no son amenazantes; son riqueza, son expansión. Reafirmarse en la esencia, tener capacidad y poder de decisión, sentir amor y confianza son aspectos básicos para el desarrollo de un ser humano y de una sociedad y de un mundo sano. Reconocer socialmente la mayoría de edad femenina, el poder de lo femenino es un gesto que otorga paz. Y la paz, como el silencio, el vacío, lo receptivo o lo inasible son aromas sutiles que requieren de una mínima escucha para ser asidos. Y cuando uno se toma el tiempo necesario para hacerlo, tras eso, nace una flor, nace una idea, nace un ser humano consciente.
Tradel Barcelona es una empresa capitaneada por una mujer fuerte, luchadora, sensible, inteligente: Elena Lanza.
Dedico este artículo a todas las mujeres con nombre y apellidos que luchan día a día por llevar a cabo sus proyectos, que no tienen miedo de redescubrirse ni de volver a empezar, en medio de tormentas y estructuras que las limitan y que insisten en hacerles creer que son débiles. Dedico este artículo a todas las madres que alimentan a sus hijos y dan luz a la tierra.
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By: Lenguajes IV: La flor de nuestro secreto. » Ari Ann | Wire on marzo 3, 2014
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