Los libros en versión electrónica son ya una realidad para muchos lectores que disfrutan de sus obras favoritas desde su dispositivo de lectura, ya sea una tablet, un ordenador o un smartphone. No obstante, las ediciones de libros en papel no han desaparecido, como algunos auguraban hace una década, y los dos formatos conviven sin que, de momento, la alternativa digital se haya impuesto al papel. De hecho, esta semana, el gigante de venda de libros en internet, Amazon, ha abierto su primera tienda física de libros en un centro comercial de Seattle. Esta acción de una de las multinacionales con más éxito en el sector de la cultura demuestra que veinte años después de su apuesta por la venta de libros online (tanto en formato papel como en electrónico) los consumidores no se han acabado de declinar en exclusiva por ninguno de los dos. Es más, de hecho, a los lectores tanto les gusta comprar por internet como acercarse a su librería y escoger entre la oferta que propone la tienda.
Por una parte, impulsar una biblioteca personal de libros electrónicos es bastante ventajoso si se tiene en cuenta el espacio necesario para guardar todos los volúmenes. Para los viajeros, es también un opción para tener en cuenta, puesto con que con una pequeña tablet se puede sustituir el peso de varias maletas llenas de libros. Además, los precios de las ediciones electrónicas suelen ser un poco más económicos. Por otra parte, el hecho de tener una biblioteca con libros de papel puede ser una comodidad a la hora de trabajar con más de un ejemplar a la vez. Tocar un libro, tenerlo en las manos, es algo que han hecho desde pequeños los nacidos antes del 2000 (y aún hoy en día, aunque los formatos digitales tienen mucha más presencia en las escuelas). Así, aunque sólo sea por costumbre, a muchos les gusta tener los libros en versión papel más que en un archivo digital.
Las bibliotecas públicas son un reflejo más de una realidad dual a la hora de consumir libros. Si bien es cierto que el peso de los documentos en versión física es predominante, cada vez más instituciones públicas y empresas privadas apuestan por la digitalización de documentos. En Cataluña, por ejemplo, existe el servicio de préstamo de libros eBiblio Catalunya, a través del que se pueden consultar durante unos días libros de una colección que ronda los dos mil títulos. Por su parte, la Biblioteca Nacional de España tiene una Biblioteca Digital Hispánica y una Hemeroteca Digital que dan acceso a documentos de gran valor histórico y que se encuentran a tan sólo unos pocos clics de los lectores y, además, de forma gratuita. Alrededor del mundo hay muchas iniciativas como esta, como por ejemplo Hathi Trust Digital Library, un directorio que cuenta con la colaboración de una red de más de 100 miembros, la mayoría universidades y bibliotecas estadounidenses.
Desde Tradel Barcelona – Traductores Jurados y Técnicos animamos a los lectores a sumergirse en estas bibliotecas online, puesto que suponen una oportunidad única para consultar contenidos que hace 10 años eran inaccesibles. Además, con esta experiencia, es posible que poco a poco los internautas vayan apreciando la necesidad de apoyar la digitalización de archivos de todo tipo con el fin de hacer de internet la más increíble fuente de conocimiento que haya existido jamás con la suma de los esfuerzos de bibliotecas y universidades de todo el mundo. Y, respondiendo a la pregunta inicial: larga vida a los dos.; larga vida al saber.
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By: Librerías de idiomas en Barcelona | Tradel Barcelona on mayo 19, 2016
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