Estrenamos el mes de junio en el blog de Tradel Barcelona – Traductores Jurados y Técnicos con una sección que gusta especialmente a nuestros lectores y que nos traslada a la Barcelona de ahora hace justo cien años. A través de la información que se publicaba en la prensa, y en especial, de la que encontramos en la hemeroteca de La Vanguardia, podemos recuperar algunas escenas cotidianas y algunos grandes acontecimientos que sucedieron en la capital catalana un siglo atrás. Este ejercicio de memoria histórica también nos sirve para rememorar cómo era la prensa en aquellos tiempos, tanto estéticamente como en cuanto a los contenidos que incluía, muchos de ellos, impensables hoy en día. Hay que tener en cuenta que, en la actualidad, la información procede de canales muy distintos, pero que, por aquel entonces, la prensa escrita diaria era el único medio de comunicación de masas que servía para transmitir noticias que actualmente jamás tendrían espacio en una gran cabecera.
1 de junio de 1916. En un escueto párrafo se anuncia que los niños y niñas galardonados con los premios del Concurso Nacional de Historia de Cataluña debían dirigirse a unas oficinas para recoger un documento que incluía una contraseña. Esto les serviría para poder asistir a la gran fiesta organizada para el domingo siguiente en el Park Güell en la que se le haría entrega de los premios. Este, como comentábamos en la introducción, es un claro ejemplo de nota informativa que raramente aparecería hoy en un diario como La Vanguardia.
9 de junio de 1916. Las páginas de los periódicos locales (La Vanguardia por aquel entonces dedicaba una amplia sección a la ciudad de Barcelona) eran un altavoz para las quejas de los vecinos que querían llamar la atención de las autoridades. En este caso, se informaba del “lastimoso estado” de la calle Nápoles a la altura de la estación del Norte. En ella se observaban terrenos abandonados inundados por el agua que salía de una de las fábricas cercanas y que suponían un peligroso foco de infección.
14 de junio de 1916. En la edición de este día de La Vanguardia se incluyó un texto del escritor José María Salaverría dedicado al ambiente de La Rambla, ya por aquel entonces arteria principal de la Ciudad Condal. En forma de texto literario, el autor describe La Rambla y todo aquello que la convierte en un lugar único en el mundo. En el párrafo que hemos seleccionado, Salaverría habla de las dos Ramblas, la de la parte cercana a la plaza Cataluña, que, según el autor, tenía aires de pueblo interior, y la de la parte baja, a partir del Teatro del Liceo, en la que la brisa y la sal marina modelaban un barrio que vivía de cara al mar y a su puerto.
20 de junio de 1916. Los viajes y los intercambios internacionales eran, hace un siglo, algo mucho menos común que en la actualidad. El contacto entre naciones, comerciantes y estudiosos de distintas partes del mundo no era nada nuevo en el siglo XX, pero continuaba siendo habitual que la prensa pasara nota de qué personalidades llegaban del exterior en tren o en barco, destacando cuál había sido su labor. En esta noticia se habla del regreso de doña María Doménech de Cañellas, que había dedicado los tres meses anteriores a estudiar el sistema pedagógico suizo sobre el terreno.
26 de junio 1916. El Real Club de Polo es actualmente uno de los espacios de encuentro favoritos de la jet set catalana. Esta tradición es ya centenaria, puesto que, como vemos en esta nota del 26 de junio de 1916, los concursos hípicos que allí tenían lugar servían para reunir “lo más bello, lo más elegante, lo más distinguido de Barcelona”. En el aspecto deportivo, había tres categorías de competición: de honor, de señoritas y de saltos de altura.
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